Gracias a la IA, cualquiera puede desarrollar instrumentos digitales con solo unos comandos. Pero programar usando el instinto tiene sus límites.
El término ‘vibe coding’ (programación por vibra o intuitiva) se está popularizando en la red, describe la experiencia de crear software sin conocimientos directos de programación. Un concepto que está reescribiendo las reglas del juego, gracias a la inteligencia artificial. Si antes escribir código era cosa de ingenieros informáticos, hoy basta una idea, una indicación y un poco de paciencia para construir herramientas digitales plenamente funcionales.
El atractivo reside en la posibilidad de construir software a la medida, diseñado para necesidades específicas que las gigantes tecnológicas difícilmente se plantearían. Hay quien ha construido herramientas para transcribir podcasts, calcular si un mueble cabe en un auto o incluso decidir el almuerzo escolar de su hijo analizando el contenido de la nevera. Soluciones que no revolucionan el mundo, pero agilizan la vida cotidiana.
Plataformas de codificación
El vibe coding podría traducirse como programar a partir del instinto y la creatividad, o la “vibra”. En las últimas décadas, la programación ha pasado de ser un arte oscuro, reservado a unos pocos expertos con acceso a herramientas técnicas, a una habilidad cada vez más extendida gracias a lenguajes más sencillos como Python y a plataformas educativas gratuitas. La IA dio luz verde a esta evolución: mientras que antes se necesitaban años para dominar la sintaxis y la lógica, ahora basta con una idea y una interfaz intuitiva. Por ejemplo, plataformas sin código como Bubble o Webflow allanaron el camino, permitiendo a los no programadores crear sitios y aplicaciones. El vibe coding es el siguiente paso, una evolución que combina el poder de la IA generativa con la creatividad humana.
Hoy existen varias herramientas que permiten experimentar con la programación sin escribir una sola línea de código. Entre las más conocidas está Cursor, un editor que guía al usuario paso a paso en la creación de software, ofreciendo sugerencias y depuración (debugging) automática. Replit ofrece un entorno en línea para desarrollar y probar código asistido por inteligencia artificial, mientras que Bolt y Lovable permiten a los usuarios crear aplicaciones y sitios web a partir de descripciones en lenguaje natural. Algunas de estas herramientas ofrecen versiones gratuitas con funciones limitadas, mientras que los planes de pago desbloquean opciones avanzadas.
Los riesgos de confiar en la IA
Pese al entusiasmo, el vibe coding no está exento de problemas. La IA no es infalible y puede generar código con errores o vulnerabilidades de seguridad, especialmente en aplicaciones que manejan datos sensibles. Además, la facilidad con la que se puede desarrollar software plantea dudas sobre la ética de la automatización: el riesgo de herramientas maliciosas o de fraude automatizado es real, y las empresas ya están buscando soluciones para mitigarlo. “Algunas de estas herramientas no son revolucionarias, sin embargo, lo que sí es nuevo es que con solo pulsar unas teclas puedes crear productos que antes habrían requerido equipos de ingenieros”, explica el periodista Kevin Roose, del New York Times.
Aunque ahora la IA permite crear software con pocas entradas de texto, tener conocimientos básicos de programación siempre será útil. Saber cómo funciona el código ayuda a personalizar mejor las aplicaciones, corregir errores y comprender la lógica subyacente. La IA puede facilitar el desarrollo, pero no sustituir por completo la comprensión humana de los sistemas; actualmente, más de la mitad de los profesionales solicitan ahora la ayuda de la IA generativa, y el 62% de los desarrolladores la utilizan para programar. La programación intuitiva representa una evolución significativa, pero la colaboración entre humanos y máquinas sigue siendo fundamental para el futuro del software.